viernes, 21 de octubre de 2016

POZO SANTO - ICA



En una extensa llanura yerma, en la convergencia de los kilómetros 256 y 257, a escasos metros de la carretera panamericana sur, en Ica, se encuentra Pozo Santo, un lugar muy visitado por los viajeros que hacen un alto en su trajinar cotidiano para admirar el santuario y conocer la maravillosa obra realizada por Fray Ramón Rojas, conocido con el seudónimo de Padre Guatemala.

En ese ardiente médano de leve inclinación, actualmente existe una capilla conteniendo algunos vestigios del santo guatemalteco. Exteriormente estaba rodeada por palmeras, guarangos, pacaes y eucaliptos que en cierta forma engalanan el árido paisaje. En el frontis del pequeño Templo se halla el milagroso pozuelo, casi a flor de tierra, protegido por losetas y con cubierta de cemento, discurriendo el agua por una cañería subterránea que al final tiene una llave por donde el caminante puede obtener refrescante agua; según manifiestan, es bendita.

Los conocedores de la vida y obra caritativa del Padre Guatemala dicen que fue muy afectuoso con todos sin distingo económico ni social. En uno de sus viajes que hizo a pie entre Ica, Pisco y Chincha, es cuando realizó el milagro de encontrar agua en ese ardiente desierto. Todo aconteció después de una solemne misa ofrecida por el religioso en el templo de Jesús María en la ciudad iqueña, cuando de improviso decidió viajar a Pisco. Los entristecidos fieles pensaron que se iba para no volver. Hubo cierto descontento y muchas protestas por tal decisión. Numerosas personas se ofrecieron a acompañarlo, aceptando gustoso el bondadoso clérigo.

A las tres de la mañana del día siguiente, se inició el ansiado viaje; oscuro todavía estaba el firmamento, al parecer, las estrellas se habían escondido. Hombres y mujeres de toda edad, imbuidos de incomparable fe religiosa, enrumbaron presurosos de Ica con dirección a Pisco. El entusiasmo era grande, la muchedumbre, cual importante ejército sin armas, avanzaba alentada por la brisa marina; la mañana se tornaba clarividente, el límpido cielo azul presagiaba que el Rey Sol, pronto irradiaría sus ardientes rayos sobre la enfervorizada multitud. Cuando los cansados feligreses, liderados por el sacerdote, habían recorrido gran parte de la desértica vía, los niños sintieron los primeros estragos de hambre y sed, porque a sus progenitores no les quedaba provisiones; el candente desierto y los inclementes rayos solares, cundían el descontento general.

Ante este grave problema, el Padre Guatemala los asistía con panes, galletas y bizcochos que llevaba. Llegó el momento donde los sedientos párvulos se desesperaron, las protestas se multiplicaron, caldeando más los ánimos. Fue precisamente en ese instante cuando el representante de Dios hizo un alto en el lugar donde hoy está ubicada la capilla para arrodillarse, levantar los brazos y mirar al firmamento con el fin de pedir al Señor solucionar el delicado problema, de inmediato se puso a escarbar con sus manos el ardiente suelo. Ante el estupor de la muchedumbre el agua comenzó a brotar clara y fresca para alegría de todos. Ante este sorprendente hallazgo la masa humana se postró de rodillas con profunda devoción dando gracias a Dios y al Padre Guatemala por haberlos salvado de una muerte segura.
Conseguida esa gracia divina, el infatigable fraile manifestó "A este pocito que bendigo nunca le faltará agua, porque es un verdadero milagro concedido por Nuestro Redentor a seres necesitados".


Pozo Santo después del terremoto del 2007:


 

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